viernes, 24 de agosto de 2012

Ajustando velas


“No podemos dirigir al viento, ni nadie puede hacer que amanezca, pero si podemos ajustar las velas y disfrutar de cada despertar”
                                                                                   Miguel A. Cornejo

Creo que no soy la única que se ha dado cuenta, de que estos son tiempos bastantes difíciles y muy cambiantes.
Cada día las cosas se complican más.

El clima está hecho un desastre, los trabajos son más y más escasos, los precios  suben y suben, la gente es increíblemente irritada y seguridad ciudadana deja demasiado que desear.
A ratos uno quisiera salir corriendo… ¿pero hacia dónde?
Es que…por todos lados el asunto está serio.

Por más que la gente del gobierno nos quiere pintar todo de color rosa, no somos tan idiotas para no darnos cuenta, de que la realidad es de color hormiga.
Nada más hay que ir al súper, a comprar ropa, a echar gasolina o comerse un gallito en la soda de la esquina…todo está más caro…ni hablar de luz, agua, bus etc.

Pero los salarios son los mismos y mejor ni chistear, Dios guarde, pedir aumento…ya que, dichosa la persona que aún cuenta con un empleo.
Tal como está la situación, que sobra gente que esté dispuesta a trabajar más horas  y por menos sueldo.

Por más que nos resistimos, no nos queda otra que morder la manzana agria y adaptarnos a todo esto, porque…
… aunque no soy economista ni nada por el estilo…pero yo les puedo asegurar que esto va para largo.
Es que, -no hay por dónde-, como diría el Chavo. Hasta las grandes potencias mundiales están en aprietos y gústenos o no, pero son ellos, los que muevan las finanzas de países como Costa Rica.

¿Entonces… qué hacer?
¿Rendirnos? ¿Tirar la toalla?

¡Nada de eso!
Ahora más que nunca hay que ajustar velas.

Tenemos que ser muy cuidadosos con cada cinco.
Hay que planear bien, cuidar mucho lo que tenemos, ser ordenado, eliminar posibles derroches y excesos, cambiar algunos hábitos y crear otros nuevos.

Ahora deberíamos trabajar más en nuestra forma de ser.
De nada nos va a servir golpear la cabeza contra la pared.
Hemos perdido suficiente ya, no hace falta también perder la cabeza y la dulzura.
Aunque gritemos y zapateamos, no vamos a ganar nada…fuera de una úlcera.

Hay un viejo refrán, que dice, que en cada calamidad se esconde una oportunidad.
Procuremos de disfrutar de cada despertar y alistémonos para ir en búsqueda de esta oportunidad…
En otras palabras…si la vida nos da limones, vayamos por azúcar y hacemos limonada.

Thomas Alva Edison inventó la luz eléctrica, porque temía a la oscuridad e Isaac Newton logró explicarse a sí mismo y al mundo la ley de la gravedad, gracias a que le cayera una manzana en la cabeza.
La necesidad es la madre de la invención…todos hemos escuchado esto alguna vez, y es absolutamente cierto.

Nunca se inventaron tantas recetas con papa, que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando prácticamente lo único que había para cocinar eran papas. Igualmente se inventó el café de malta, ya que ni pensar en café de verdad.
Los zapatos tenían suelas de madera, porque todo el hule se necesitaba para las llantas de los camiones militares.
La ropa se descosía con mucho cuidado, para poder darle vuelta a la tela y así usar la prenda como si fuera nueva.

No digo, que tenemos que llegar a esos extremos (al menos todavía no, jajaja), pero tal como yo lo veo, hay muchísimo que se puede hacer, para poder hacerle frente a esta crisis.
Empecemos con ir ajustando velas y tratar de disfrutar cada despertar.



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