miércoles, 22 de agosto de 2012

De la farmacia de Dios


Plantas medicinales

La medicina “convencional” nos tiene enfermos a todos.  Sus efectos secundarios muchas veces son terribles y así la supuesta cura nos parece peor que la enfermedad en sí.

“Cuando una medicina no hace daño, deberíamos alegrarnos y no exigir además que sirva para algo”
                                                                   Pierre Auguste Caron

Hoy más que nunca volvemos nuestros ojos en los remedios de las abuelas y con ello en las plantas medicinales
El tratamiento médico a base d plantas se conoce como la fitoterápia y más y más médicos y pacientes alrededor del mundo recorren hoy en día a este tipo de tratamiento.
En lo personal creo firmemente en el poder curativo de muchísimas plantas y por ende tengo fe en su uso.
Para mí, todas las plantas medicinales vienen de “La Farmacia de Dios”. Para mí s un hecho, de que Él nos ha provisto con todos los remedios necesarios, para curar todos nuestros males.
Uno de los pocos efectos secundarios del uso de las plantas es, que una gran parte de ellos los podemos tener siempre a la mano, ya sea sembradas en nuestro jardín, o en una maseta o en forma de condimentos en la cocina.
 Otro punto a favor es el costo. Salvo a unos productos ya listos, que se consiguen en las tiendas especializadas, la adquisición de plantas medicinales por lo general sale sumamente económico.


Pero utilizando plantas para obtener una medicina natural, no significa que no nos podemos hacer igualmente un terrible daño, si no tomemos ciertas precauciones.
Antes de tomarnos cualquier remedio, deberíamos consultar siempre al médico.
Así mismo hay que seguir las instrucciones de las preparaciones y dosis indicadas al pie de la letra.
Muy importante es también, conocer a manera cierta cada planta que vamos a preparar, ya sea para el consumo o para su uso externo.
De las más de 260.00 plantas conocidas hasta el día de hoy, apenas alrededor de un 10%  están siendo utilizadas por sus propiedades medicinales.
Si no estemos 100% seguros, es aconsejable consultar a un experto o mejor vayamos a una macrobiótica a conseguir preparados ya listos.

La fitoterápia no es nada nuevo. Desde los principios de los tiempos el ser humano recorrió a remedios naturales. El Papiro de Ebers (1700 a.C.),  encontrado en las ruinas de Luxor, da fe del uso medicinal de unas 700 plantas, entre ellas el ajo o la adormidera.
Desde hace más de 10 000 años los chinos y otros pueblos asiáticos recorren a esta forma de tratar enfermedades.
Pero fueron los antiguos griegos y romanos los primeros en sistematizar en el mundo occidente el estudio de las plantas medicinales.

En la sección, que llamé “La Farmacia de Dios”, encontrarán una selección de plantas medicinales muy comunes, al igual que las respectivas formas de su uso y manera de preparación.
A continuación les doy algunas explicaciones acerca de ciertos términos.

Infusión: 
Se calienta el agua y se añade la parte de la planta (fresca o secada) en el primer hervor. Seguidamente se aparta del fuego, se tapa y se deja reposar unos minutos. La infusión una vez hecha no debe hervir. Ojala, sí se pudiera preparar con las partes jóvenes de la planta, como hojas, flores y semillas.

Decocción:
Así se llama el proceso por el cual la planta (fresca o secada) se hierve en agua durante un periodo de tiempo determinado. Se usa este procedimiento con las partes más duras, como corteza, hojas coriáceas, raíces y tallos.
Reducción:
Es cuando la cocción se lleva a cabo durante más de 20 minutos, se produce la reducción. Se emplea para principios activos que resisten el calor y de los que se necesita, por su escasa proporción, una mayor concentración.

Maceración:
Esta consiste en dejar reposar las plantas en agua fría durante algunas horas. Sirve para extraer principios activos inestables frente al calor pero solubles en agua.

Tintura o vinos medicinales:
Aquí hablamos de la maceración hecha en alcohol y normalmente lleva una parte de la planta por cinco de alcohol. Se usa si los principios activos no se disuelven bien en agua o son de sabor desagradable, empleándose generalmente planta seca.
Si dichas tinturas (o licores) y vinos son para el consumo, se utiliza por lo general un tipo de guarro blanco o vino tinto respectivamente.
Para la elaboración de las tinturas para uso exclusivamente exterior, se usa alcohol de fricción.

Jarabes:
Son disoluciones de azúcar en agua a las que después se les añade la planta.
Zumo o jugo:
 Se obtiene cuando se trituran las plantas frescas y luego se tamiza el líquido.

Aceites medicinales:
Al igual que el alcohol, el aceite es otro de los disolventes más usados. De hecho hay ciertas plantas que transfieren mejor sus principios activos al aceite. Son los más utilizados para uso externo (friegas, masajes o untes).

Cataplasmas o compresas:
Estos se hacen hirviendo la planta o sometiéndola a la acción del agua. Las plantas hervidas se envuelven en paños delgados que se sitúan sobre la zona a tratar.
Vahos o baños al vapor:
Se preparan con hierbas aromáticas, las cuales se hierven en agua. El vapor que se desprende del recipiente una vez retirado éste del fuego, es el que se debe inhalar.

Las plantas medicinales, usadas de manera responsable y correcta, pueden convertirse en nuestras mejores y mayores aliadas, cuando se trata de combatir diversas enfermedades.

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